miércoles, 26 de agosto de 2009

Patrick Curtis o Patricio Cortés


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Este Blog hace también las veces de una especie de consultoría napoleónica, así que hoy me han preguntado al respecto del personaje de Patrick Curtis (1740-1832), al que los salmantinos rebautizaron como Patricio Cortés. Don Patricio, un cura irlandés, era catedrático de astronomía en la Universidad de Salamanca y rector del Colegio de los Irlandeses de la misma ciudad en los tiempos de la invasión napoleónica. Esos eran sus oficios conocidos, puesto que también actuaba como jefe de una red de espías que se extendía por toda la Península, con agentes destacados en los pasos pirenaicos, que facilitaba valiosísima información a Lord Wellington. Aunque los franceses llevaban tiempo sospechando del irlandés, no fue hasta después de la Batalla de Los Arapiles, al dejarse ver en público con el Lord, cuando descubrieron que el curita no eran tan inofensivo como pretendía aparentar. Cuando las tropas napoleónicas recuperaron Salamanca en noviembre de 1813, Don Patricio tuvo que poner pies en polvorosa. Wellington le facilitó cartas de recomendación y el sacerdote vivió plácidamente en Dublín con una generosa pensión del gobierno británico hasta el año 1819, año en el que fue recomendado al Papa, probablemente a instancias de Wellington, para el puesto de arzobispo de Armagh y primado de Irlanda. Desde su puesto defendió con vehemencia los derechos de los católicos irlandeses frente a la mayoría protestante del Reino Unido. Patrick Curtis, más conocido por los salmantinos como Patricio Cortés, murió de cólera en Drogheda el 26 de agosto de 1832, a la edad de 92 años.
William Bradford, un capellán inglés que pasó por Salamanca en noviembre de 1808 integrado en el ejército de Sir John Moore hizo un retrato del personaje que podéis ver en esta entrada junto al comentario, incluidos en el libro Sketches of the Country Character and Costume in Portugal and Spain made during the campaign, and of the route of the British army in 1808 and 1809.
Bueno, en realidad os incluyo la traducción al español que hice del comentario para el volumen que acompaña a la edición facsímil de ese libro, que se hizo con mi ejemplar de la edición de 1810 con el título William Bradford: Viaje por España y Portugal.
Quisimos, a través de esta lámina, que representa la indumentaria habitual del clero español, dar a conocer a un hombre respetable y altamente considerado en Salamanca: el doctor Curtis. Este eclesiástico, tan famoso por sus conocimientos como estimado por sus virtudes morales, ha encabezado durante mucho tiempo y con muchos honores el seminario irlandés; tiene ahora más de setenta años y, como dejó muy joven Irlanda, su patria, ha adoptado las costumbres del país de adopción sin perder la vivacidad que caracteriza a sus compatriotas. En general, se le conoce y se le estima por los servicios que rindió al ejército inglés en su conjunto y a algunos individuos que lo formaban, así como por las ventajas que los generales ingleses obtuvieron de su profundo conocimiento de la lengua y la tierra españolas. Cuando los asuntos de España tomaron un camino desfavorable, pareció olvidarse de sí mismo para dedicarse exclusivamente a sus alumnos; y cuando vio que sus estudios se interrumpían y que su estancia en Salamanca se hacía peligrosa, pidió para ellos la protección del general inglés, que los colocó en el ejército al que siguieron hasta Inglaterra en el momento de la retirada. No se sabe con exactitud cuál ha sido la suerte de este digno director, pero es de esperar que haya encontrado un lugar seguro en España o un asilo honorable en su patria.

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