Hoy me he encontrado con este diorama de la Batalla de Alba de Tormes a cargo de la casa NIMIX.
El 28 de noviembre de 1809, un año de derrotas para el Ejército Español, se libró una importante batalla por el control del puente del Alba de Tormes. Este puente era crucial, ya que era indispensable su dominio para mantener la línea del Tormes y poder, de esta forma, contener a los ejércitos franceses.
Tras la derrota de Ocaña (19 de noviembre de 1809) y la consiguiente paralización de las operaciones del ejército español, el Duque del Parque, sin decidirse a retirarse de la zona, acampó en las cercanías de Alba de Tormes, donde le alcanzaron las tropas del general francés Kellerman, que comandaba una numerosa tropa de caballería.
Del Parque situó parte de sus tropas en la margen izquierda del río Tormes (dos divisiones) y dejó en la villa, a la derecha, las fuerzas restantes más el cuartel general, la artillería y los bagajes, en una decisión incomprensible, ya que entre ellas solo era posible la comunicación por medio de un estrecho puente.
Kellerman, previendo la posibilidad de que el ejército español se retirase a la otra orilla y consciente de que no contaba con tropas de infantería a mano, decidió arriesgarse y atacar tan solo con la caballería, en un intento de retener a los españolas para dar tiempo a que llegaran sus tropas de a pie.
La caballería imperial francesa, con los Húsares y los Cazadores del general Lorcet a la cabeza, se abalanzó en cuatro oleadas consecutivas contra la línea defensiva formada por los españoles, arrasando a los jinetes de Del Parque y comenzando a crear grandes destrozos entre las tropas de infantería española. Tras sufrir 3000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, los soldados españoles se replegaron hacia el puente del Tormes, consiguiendo pasar la mitad de ellos. El resto de la infantería quedó atrapada en la orilla derecha, pero consiguió formar en cuadro y se dispuso a esperar el asalto final.
Sin embargo, éste no se produjo, ya que el comandante francés entretuvo con maniobras fingidas a los españoles mientras esperaba la llegada de la infantería francesa. Tras tres largas horas de espera y escaramuzas, al anochecer, los cuadros españoles se lanzaron en una precipitada huida hacia el puente y la mayoría consiguió llegar hasta las posiciones de Del Parque. Afortunadamente, la infantería francesa no llegó a tiempo.
Del Parque fue presionado por los primeros batallones franceses de infantería que aparecieron y el general español decidió retirarse de la zona.
En este desgraciado combate, en el que la infantería española, demostró tanto valor, destacaron los regimientos españoles del Príncipe, Princesa, Gerona, Zaragoza y Navarra, que formaban parte de la vanguardia española en la 2ª División.
En concreto, el Batallón 1º de Gerona, de Infantería Ligera, estuvo a punto de ser destrozado por la caballería francesa, pero consiguió mantener la formación hasta los asaltos finales.
El 28 de noviembre de 1809, un año de derrotas para el Ejército Español, se libró una importante batalla por el control del puente del Alba de Tormes. Este puente era crucial, ya que era indispensable su dominio para mantener la línea del Tormes y poder, de esta forma, contener a los ejércitos franceses.
Tras la derrota de Ocaña (19 de noviembre de 1809) y la consiguiente paralización de las operaciones del ejército español, el Duque del Parque, sin decidirse a retirarse de la zona, acampó en las cercanías de Alba de Tormes, donde le alcanzaron las tropas del general francés Kellerman, que comandaba una numerosa tropa de caballería.
Del Parque situó parte de sus tropas en la margen izquierda del río Tormes (dos divisiones) y dejó en la villa, a la derecha, las fuerzas restantes más el cuartel general, la artillería y los bagajes, en una decisión incomprensible, ya que entre ellas solo era posible la comunicación por medio de un estrecho puente.
Kellerman, previendo la posibilidad de que el ejército español se retirase a la otra orilla y consciente de que no contaba con tropas de infantería a mano, decidió arriesgarse y atacar tan solo con la caballería, en un intento de retener a los españolas para dar tiempo a que llegaran sus tropas de a pie.
La caballería imperial francesa, con los Húsares y los Cazadores del general Lorcet a la cabeza, se abalanzó en cuatro oleadas consecutivas contra la línea defensiva formada por los españoles, arrasando a los jinetes de Del Parque y comenzando a crear grandes destrozos entre las tropas de infantería española. Tras sufrir 3000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, los soldados españoles se replegaron hacia el puente del Tormes, consiguiendo pasar la mitad de ellos. El resto de la infantería quedó atrapada en la orilla derecha, pero consiguió formar en cuadro y se dispuso a esperar el asalto final.
Sin embargo, éste no se produjo, ya que el comandante francés entretuvo con maniobras fingidas a los españoles mientras esperaba la llegada de la infantería francesa. Tras tres largas horas de espera y escaramuzas, al anochecer, los cuadros españoles se lanzaron en una precipitada huida hacia el puente y la mayoría consiguió llegar hasta las posiciones de Del Parque. Afortunadamente, la infantería francesa no llegó a tiempo.
Del Parque fue presionado por los primeros batallones franceses de infantería que aparecieron y el general español decidió retirarse de la zona.
En este desgraciado combate, en el que la infantería española, demostró tanto valor, destacaron los regimientos españoles del Príncipe, Princesa, Gerona, Zaragoza y Navarra, que formaban parte de la vanguardia española en la 2ª División.
En concreto, el Batallón 1º de Gerona, de Infantería Ligera, estuvo a punto de ser destrozado por la caballería francesa, pero consiguió mantener la formación hasta los asaltos finales.
Es por ello que las figuras del diorama las han pintado con los colores del Batallón 1º de Gerona: casaca azul; cuello, vueltas, solapas y vivos amarillos y botón plata.
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