miércoles, 29 de septiembre de 2010

Castillo de Burgos - obelisco conmemorativo


Artículo extraído del diario ABC del pasado domingo.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Wargaming the Battle of Salamanca

A contribution for this Blog from my friend Michael Oliver, coauthor of the books NAPOLEONIC ARMY HANDBOOK (I and II) and THE BATTLE OF ALBUERA 1811, GLORIOUS FIELD OF GRIEF.

It's very good news to know they are wargaming the Battle of Salamanca at the Museum of the 44th (East Essex) Regiment of Foot in Chelmsford. 

I'm looking forward to receiving the pictures he is promising.

It has been some years since I enjoyed the company of Miguel-Ángel and his lovely wife, Chus, in Salamanca – my second home city. However, I am hoping to bring the absence to an end in a year or so when my colleague, Richard Partridge, and I pay our fourth visit to research the War of Independence battlefields for our forthcoming book “Battle Studies in the Peninsula” for Partizan Press.

I have had a pleasant reminder of a few years back, when Miguel came to the UK and we visited the museum of the 44th (East Essex) Regiment of Foot in my first home city of Chelmsford. Miguel had brought with him some artefacts from the Salamanca battlefield and the museum’s curator, Ian Hook, was very pleased to accept them on behalf of the museum. They now have a special place among the museum’s exhibits – including the French Eagle taken by the 44th at the battle of Salamanca.

It was, therefore, with considerable pleasure that I received a telephone call from Ian Hook asking if the Wargames club to which I belong would give a demonstration display of a wargame at the museum’s open weekend on 25th & 26th September. Ian remembers Miguel’s visit very clearly and asked me to wish him well. Called “Salute the Soldier”, the day will recall events related to the regiment’s involvement in conflicts and actions throughout the world including the taking of the eagle.

It did not take us long to decide what wargame to play it had to be the events of 22nd July 1812. The field of Salamanca is too large to cover on the table top but we shall show terrain related to where the historical capture of the eagle took place and re-create the events that led up to this event. I am hoping to have some photographs of the wargame and the open day which I will provide to Miguel for inclusion in the blog.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Las Águilas de Los Arapiles


Un águila constituía un preciado tesoro para cualquier regimiento que pudiera hacerse con uno de estos emblemas del ejército francés, entregados por el Emperador al primer batallón de cada uno de sus regimientos. La primera águila capturada por los británicos en la Guerra Peninsular fue arrebatada al regimiento 8º francés de infantería de línea en la Batalla de La Barrosa. La segunda fue encontrada  casualmente en el fondo del cauce de un riachuelo en 1811 y en la Batalla de Los Arapiles se capturaron otras dos, aunque no serían las últimas.

No existe ninguna duda al respecto de lo que ocurrió con una de las águilas de Los Arapiles, que fue capturada por el teniente William Pearce, del regimiento 44º de infantería británico, al regimiento 62º de infantería de línea francesa. Arriba podéis ver una ilustración de Bill Younghusband, contenida en el libro Salamanca 1812 de Ian Fletcher, que representa el momento en el que el teniente Pearce le arrebata el águila a un oficial francés que estaba intentando ocultarla bajo su capote.

Al respecto de la captura de la segunda águila, contamos con testimonios totalmente contradictorios.

El teniente John Garland, del segundo batallón del regimiento 30º de infantería británico, escribió desde París en junio de 1844:

Leyendo en su Gazette del día 15 una carta del coronel Greville asegurando que solamente se capturó un águila a los franceses en la Batalla de Salamanca y que esto fue obra del 44º regimiento, debo decir que es totalmente correcto. Pero es mi obligación informarle de que (...) otra águila cayó en poder de un oficial del regimiento 30º, integrado en la misma brigada (Pringle), que acompañó al oficial del 44º hasta el cuartel general del ejército británico, donde las águilas quedaron depositadas. Los nombres de los oficiales son teniente-coronel William Pearce, antiguo teniente del 44º y mayor John Pratt, que en paz descanse.

Por otro lado, el mayor Crookshank, al mando del 12º de Caçadores portugués, aseguró en el año 1818 que los portugueses habían capturado el águila del 22º de infantería de línea francés. Incluso afirma que él mismo se la entregó al general Pakenham, comandante en jefe de la Tercera División.

Para añadir aun más confusión al respecto de la captura de la segunda águila, contamos con otro testimonio, el del sargento Douglas, de los Royal Scots. En 1840 escribió en sus memorias:

Un poco antes del amanecer un soldado portugués de nuestra División se encontró un águila tirada sobre el suelo y la llevó hasta nuestras líneas para sorpresa de todos, ya que parece imposible que un gorrión pueda escapar cuando se ve atrapado entre dos fuegos. De esta águila se habló en un libro de anécdotas publicado hace algunos años, afirmando que había sido capturada por un oficial británico. Pero no es verdad. Fue tomada tal y como he contado anteriormente. Estaba tirada sobre el suelo, junto a un grupo de soldados muertos pertenecientes al regimiento al que pertenecía y que habían perecido bajo nuestro fuego. Allí quedó sin que nadie la viera hasta que se la encontró el soldado portugués. Lo que se hizo después con el águila no lo puedo decir, ya que tenía otras cosas a las que atender.

El caso es que tras la batalla hubo rumores al respecto de que varias águilas francesas se habían capturado en la Batalla de Salamanca.  Charles Boutflower, cirujano del regimiento 40º de infantería británico, nos cuenta en su diario:

La batalla del día 22 terminó con una absoluta victoria. Los franceses perdieron varios oficiales, cinco águilas, veinte piezas de artillería, gran cantidad de bagajes y unos 15.000 hombres.

Andrew Leith Hay, sobrino y edecán del general Leith, comandante en jefe de la Quinta División, escribió:

Como tuve que abandonar el campo de batalla a causa de mis heridas, no puedo dar muchos detalles al respecto de las operaciones llevadas a cabo por la Quinta División la noche de la batalla. Básicamente se dedicaron a la persecución del ejército enemigo, capturando a muchos soldados  y, como prueba de que lograron alcanzar el corazón del las tropas francesas,  puedo contar que el mayor Bermingham, del 15º portugués, una de las unidades integradas en la brigada del general Spry, fue visto montando su caballo exhibiendo un águila francesa que él mismo había arrebatado al enemigo en el combate cuerpo a cuerpo.

Si John Pratt hubiera estado vivo en el año 1844, cuando surgió la polémica al respecto de las águilas de Los Arapiles, nos podría haber contado su versión del asunto y no nos veríamos inmersos en este misterio. Pero sea cual sea la verdad del asunto, lo que sí sabemos con seguridad es que el águila del 22º de infantería francesa se puede admirar en la actualidad en Fulwood Barracks (Preston, condado de Lancashire) como parte de una exposición dedicada al Duke of Lancaster's Regiment. Esta águila se conservó en el Hospital de Chelsea hasta 1947, cuando se entregó al East Lancashire Regiment, heredero del regimiento 30º, lo que indica que en ese momento se reconoció su captura por parte del mayor Pratt.

El águila del 62º de infantería francés se encuentra depositada en el Essex Regimental Museum, en la ciudad de Chelmsford (Inglaterra), muy cerca del aeropuerto de Stansted, a donde se puede volar desde Valladolid y a menos de una hora en tren desde Londres.

martes, 14 de septiembre de 2010

Éirinn go Brách


Acabo de volver de pasar unos días en la Península de Dingle, condado de Kerry, Irlanda, una hermosísima tierra de la que salieron muchos soldados que combatieron bajo las órdenes de Wellington en la Península Ibérica. Es también el lugar en el que dieron con sus huesos algunos náufragos de nuestra Gran Armada en 1588, pero esa es otra historia. Pasar una noche en el Ned Natterjack's, el pub del pueblo de Castlegregory, hablando con los locales sobre las historias que les contaban sus abuelos sobre sus antepasados que combatieron en España ha sido una experiencia inolvidable. A partir de ahora, cuando suba a la cima del Arapil Grande, ya no veré solamente el ocre de la seca tierra castellana, sino también el verde esmeralda del monte Brandon.

Un cuarenta por ciento del ejército británico en la época de las guerras napoleónicas lo constituían soldados irlandeses, lo que no deja de resultar sorprendente dado el estado de rebelión frente a la corona británica en el que se encontraba Irlanda desde 1798. En una época de desorden político, intolerancia religiosa, represión y guerra en la Isla parece increíble que un irlandés católico estuviera dispuesto a servir en el ejército del rey Jorge III, pero el caso es que muchos lo hicieron. Miles de irlandeses completaron las filas de regimientos formados por ingleses y escoceses, pero también hubo  cinco regimientos, dos de caballería y tres de infantería, que se formaron en Irlanda con nombres que denotaban su identidad irlandesa, los cuales os listo a continuación: 
- 4th (or Royal Irish) Regiment of Dragoon Guards.
- 18th Regiment of Light Dragon (Hussars), algunas veces llamado King's Irish Hussars.
- 27th (or Enniskillen) Regiment of Foot. Batallones 1º, 2º y 3º.
- 87th (or the Prince of Wales's Irish) Regiment of Foot, desde 1811 conocido como The Prince of Wales's Own Irish. El 2º batallón.
- 88th (or Connaught Rangers) Regiment of Foot. Los batallones 1º y 2º.


Si tenéis la oportunidad, no dejéis de visitar la Península de Dingle, para mí uno de los lugares más bonitos y evocadores que conozco.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Monumento dedicado a Wellington en Dublín



El Monumento a Wellington en Dublín es el obelisco más alto de Europa, con 62 metros de altura, y está situado en la esquina sureste del Phoenix Park de Dublín, con vistas al río Liffey. La construcción del monumento se inició en 1817, pero pronto se detuvo debido a la falta de fondos. Se completó finalmente en 1861 de la mano del arquitecto Sir Robert Smirk, que había trabajado previamente en la Casa de la Moneda Real de Londres. Esta impresionante estructura de granito también cuenta con cuatro placas grabadas alrededor de la base, en conmemoración de las hazañas militares del Duque de Hierro.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Bienvenidos a la Realidad. Una Brecha en la Frontera







Tres cosas hay que para mí han merecido mucho la pena dentro de los actos conmemorativos del primer sitio de Ciudad Rodrigo que se han desarrollado hasta hoy.

La primera es la exposición "La Ciudad frente a Napoleón", de la que ya he dado cuenta en otras entradas de este Blog. Todavía no está disponible el catálogo de la exposición, pero estoy seguro de que la espera vendrá recompensada con creces por la gran calidad de este trabajo.

La segunda es la edición facsímil de la Relación Circunstanciada del Sitio de Ciudad Rodrigo del general Andrés Pérez de Herrasti.

La tercera es la representación teatral "Bienvenidos a la Realidad. Una Brecha en la Frontera", del autor irlandés Denis Rafter.

Por lo que se refiere al contenido histórico, agradezco al autor que haya tenido como libro de cabecera mi trabajo Ciudad Rodrigo 1810. El Desafío de Herrasti. Me hizo ilusión comprobar como los actores utilizaban párrafos de mi libro en sus declamaciones.

Los actores hacen un trabajo soberbio, muy profesionales y muy metidos en sus respectivos papeles.

El planteamiento de la obra es delicioso, una maravillosa mezcla de humor y emotividad que nos lleva al aborrecimiento de la guerra de manera magistral e incluso poética en algunos momentos, sobre todo en el último cuadro, el que se representa sobre la muralla.

Mis cuadros favoritos son "La Taberna del Pueblo", que se representa en el patio del Palacio Episcopal y que resulta sobrecogedor, y sobre todo el último, "La Letanía de las Guerras", una atemporal lucha entre el Amor y la Muerte representada en el mismo lugar en el que se produjeron horripilantes escenas de lucha entre ingleses y franceses en el asedio de 1812.

En septiembre la obra "Bienvenidos a la realidad" se representará los días 11 y 19, así que no os la perdáis.

Me despierto y veo la Isla de Córcega

El que viaje a Elba esperando encontrar una gran exposición dedicada a la figura de Napoleón se decepcionará, pero, aún así, os recomiendo fervientemente pasar unos días en este lugar tan privilegiado por la naturaleza y que además fue la residencia del Emperador durante unos meses.

Los pueblos del interior, las playas, la comida, los bosques, todo es excelente en esta Isla.

Una de las cosas que más placer me produjo durante mi estancia en Elba fue levantarme cada mañana y tener esta vista desde la ventana de mi habitación. Lo que se ve al fondo en el centro es la Isla de Córcega, la patria de los Buonaparte.

En la Isla de Elba






Este verano pasé parte de mis vacaciones en la mediterránea Isla de Elba, donde los ingleses mantuvieron prisionero a Napoleón desde mayo de 1814 hasta febrero de 1815, cuando el Emperador logró escapar para iniciar la Campaña de los Cien Días, que concluiría con la Batalla de Waterloo y un nuevo exilio, esta vez en la remota Isla de Santa Elena.

Las dos residencias de Napoleón en Elba, la Palazzina dei Mulini y la Villa San Martino, se pueden visitar, pero debo advertiros que, en mi opinión, las exposiciones que se guardan en estos dos edificios no merecen mucho la pena y que éstos no se conservan en muy buen estado.

No obstante, merece realmente la pena visitar la Isla de Elba, ya que es un verdadero paraíso natural. Además, resulta muy evocador subir las empinadas calles de Portoferraio, la capital, para llegarse hasta la Palazzina dei Mulini e imaginarse al Emperador en la terraza del edificio oteando el horizonte esperando un barco que lo devolviera a Francia para recuperar su trono.

La Villa San Martino, la residencia estival de Napoleón, se encuentra enclavada en un hermoso valle que el Emperador recorría a lomos de su caballo árabe Tauris y que ahora podemos recorrer en bicicleta de montaña.

La primera imagen es un grabado de 1814 con el título Journey to Elba Island que se exhibe en el museo la Palazzina dei Mulini.

La segunda imagen en la Palazzina dei Mulini, la residencia principal de Napoleón, situada en la parte más alta de la ciudad de Portoferraio.

La tercera imagen es una placa colocada a la entrada de la Palazzina dei Mulini.

La cuarta imagen es la entrada de la Villa San Martino, la residencia estival del Emperador.