sábado, 4 de septiembre de 2010

Monumento dedicado a Wellington en Dublín



El Monumento a Wellington en Dublín es el obelisco más alto de Europa, con 62 metros de altura, y está situado en la esquina sureste del Phoenix Park de Dublín, con vistas al río Liffey. La construcción del monumento se inició en 1817, pero pronto se detuvo debido a la falta de fondos. Se completó finalmente en 1861 de la mano del arquitecto Sir Robert Smirk, que había trabajado previamente en la Casa de la Moneda Real de Londres. Esta impresionante estructura de granito también cuenta con cuatro placas grabadas alrededor de la base, en conmemoración de las hazañas militares del Duque de Hierro.

1 comentario:

  1. Arthur Wesley, un jovenzuelo sensible, apocado, haragán e indolente, con catastróficos resultados en los estudios se pasaba las horas cultivando lo que hasta aquel momento de su vida era su único don: tocar el violín.
    Él, que era la oveja negra de una aristrocrática familia venida a menos, poco podía imaginar que, con el paso de los años, se erigiría un obelisco en su honor de 62 metros de altura tras convertirse en una celebridad mundial. El detonante para que se operara una metamorfosis de tal calibre: ser rechazado por la elitista familia de una muchacha llamada Kitty Pakenham cuando Wesley fue a pedir su mano por, literalmente, "no tener ningún futuro". Esa frase, que debió de calar muy hondo en Wesley, despertó su orgullo lo suficiente como para impulsarle a abrise camino en la vida a través de algo que, en principio, no casaba con su carácter: la carrera militar.
    Los resultados del cambio del violín por el sable son de sobra conocidos.
    Al formidable palmarés de batallas militares que ganó hay que sumarle que también ganara aquella otra batalla inicial que en principio perdió, la del amor, la de conseguir casarse con la selecta y encantadora Kitty Pakenham, aunque, cierto es, el orgullo del ya duque de Wellington se había desarrollado tanto que no le importó mucho denostar a su esposa al poco tiempo.
    Mucho se ha elucubrado acerca de las causas que condujeron a que lord Wellington repudiara a su esposa. Aprovecho estas líneas para hacer mi aportación al respecto. El duro "Duque de hierro" no le consentía a nadie, ni tan siquiera a su propia esposa, que se le molestara mientras desarrollaba la verdadera pasión de su vida: tocar el violín.

    José Marcos.

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