viernes, 27 de marzo de 2009

La Ruta de Los Arapiles



Hoy os enseño el atril número 4 de la Ruta de los Arapiles que hemos creado Dionisio Álvarez Cueto, Carlos Quesada y el menda. Está situado al pie del Teso de San Miguel, colina que fue el puesto de mando de Wellington durante gran parte de la Batalla de Salamanca. Sobre el Teso hay un mirador pentagonal que no se aprecia en la foto y que muestra la posición de las tropas justo antes de iniciarse los combates.

4 comentarios:

  1. Como 'wargamer' he recreado la batalla de Los Arapiles (o de Salamanca que dicen los 'milores') y utilicé tu libro como fuente de inspiración.
    Un saludo
    Rafa

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  2. Existe una frase que afirma lo siguiente: "Una ciudad es un libro que ha de leerse con los pies". Extrapolando esta frase al Campo de Batalla de Los Arapiles, me parece muy interesante la iniciativa de recorrer dicho campo guiándonos a través de los atriles explicativos que, estratégicamente colocados y sin desentonar con el paisaje, nos marcan la ruta de la batalla, informándonos sucintamente al mismo tiempo de algunos de los pormenores de la misma. Es de desear que otros ejércitos, los de los modernos vándalos, los respeten en su integridad.
    He visitado y fotografiado los 2 atriles que ya nos ha presentado Miguel Angel en este blog. También he hecho lo mismo con los 8 restantes, sin olvidarme de los 5 que, colocados en la cima del cerro de San Miguel, nos ofrecen una visión en conjunto de la batalla. Recomiendo vivamente la visita a este campo de batalla siguiendo la ruta que marcan estos atriles, no sin antes, sobre todo para los neófitos en la materia, visitar el aula de interpretación de la batalla sita en el pueblo de Arapiles. Mejor aún si previamente se ha leído alguna publicación sobre esta batalla.
    No seré yo quien se atreva a comentar en estas líneas los pormenores de los movimientos militares que cada uno de esos atriles contienen. Eso ya lo está haciendo uno de sus impulsores, Miguel Angel, quien intuyo que goza de una autoridad sobre la materia infinitamente más profunda que la que pueda ostentar un simple aficionado como yo. Sin embargo, sí me voy a permitir la libertad de hacer una observación estético-histórica, valga la expresión, enfocada a potenciales visitantes que todavía no hayan tenido la oportunidad de recorrer el Campo de Batalla de Los Arapiles. Dicha observación se refiere a la contemplación del panorama que se divisa desde dos de los referidos atriles. En concreto, la visión que se disfruta desde el paraje en el que se sitúa el atril nº6, colocado en el cerro de Aldeatejada. Las vistas desde allí del campo de batalla son espectaculares. Dos rutas diferentes confluyen en este lugar, la de Los Arapiles y la de la famosa Ruta de la Plata. Una cruz con un cartel en el que figuran unas bellas palabras señala una etapa del camino a Santiago y, a muy pocos metros, el atril nº 6, señala nuestra ruta de la batalla. Por muy larga y dura que nos parezca hacer a pie la Ruta de la Plata y, en comparación con ella, uno no puede dejar de pensar en este lugar en la extrema dureza de los soldados de infantería de las guerras napoleónicas que, también a pie, recorrían Europa en interminables marchas, a veces forzadas, cargados con pesados equipos, en pos del enemigo o huyendo de él.
    El otro atril con marcadas connotaciones estético-históricas es el nº 1, situado al lado de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, a unos 300 metros del casco urbano del pueblo de Calvarrasa de Arriba. Desde la situación de este atril se contempla un paraje encantador, casi bucólico: un alargado valle enmarcado por una larguísima y elevada cornisa rocosa al este y por una colina también alargada y algo arbolada con encinas hacia el oeste. Un arroyo cercano a la referida cornisa serpentea entre verdes prados, que suponen un amplio paréntesis de frescura, un pequeño oasis, dentro del marco general del campo de batalla, que en otras muchas partes tiende a ser áspero, duro y seco. En este paraje, además de la citada ermita, se conservan interesantes restos arquitectónicos romanos, tales como fuentes o un cercado de piedra para el ganado, ahora habilitado para los festejos taurinos de la localidad. Uno deja volar aquí la imaginación y se pregunta, entre otras cosas, sobre la posibilidad de que dicha ermita se alce sobre los cimientos de algún antiguo templete romano erigido para honrar a algún dios o diosa, tal era la costumbre romana cuando en las comarcas secas encontraban algún manantial de importancia en lugares insospechados. De no haber tenido nada que ver los romanos, es de suponer que la Fe cristiana que levantara esta ermita lo hiciera por idénticos motivos y en agradecimiento, claro está en este último caso, a la Virgen que da nombre a dicho templo. Sirvan las anteriores líneas para intentar dar un enfoque un poco más romántico el campo de batalla que nos ocupa.
    Sé que he sido un tanto prolijo con los anteriores comentarios, pero no he podido evitarlo pensando que es lo menos que puedo hacer para contribuir a la promoción y conservación que estos lugares se merecen.

    Jose Marcos (Salamanca)

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  3. Estimado José, que lujo contar con tu participación en este Blog; han encantado tus comentarios al respecto de los atriles 1 y 6.

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  4. Ya he visitado el campo de batalla varias veces.La proxima será siguiendo la información de los atriles y estoy seguro que esto le dará un enfoque aún más profundo a la comprensión de la batalla.Por supuesto que es de obligada visita el aula de interpretación.Yo siempre lo hago.Cada vez que visito el campo de batalla procro entrar.Siempre espero encontrarme una sorpresa.La última fué esa explendida maqueta de la batalla.
    Felipe Castro.Baracaldo

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