No hace mucho me encontré en el campo de Los Arapiles a un grupo de viajeros británicos que me dio a conocer al personaje de Henry Le Mesurier, cuyos tristes avatares pude conocer poco después. Una mujer en el grupo me contó que descendía de un oficial británico llamado Henry Le Mesurier, que había combatido en esos mismos campos hacía 200 años. No conocía ese nombre, pero no fue difícil averiguar algo sobre él.
Henry Le Mesurier fue nombrado oficial abanderado del regimiento 48º británico el 12 de mayo de 1812. Apenas un par de meses después fue gravemente herido en la Batalla de Salamanca, y se le tuvo que amputar un brazo, herida que le envió de vuelta a Inglaterra y por la que recibió una pensión anual de 70 libras. Pero no iba a ser un brazo su única pérdida. Henry tenía un hermano, Havilland, que en 1813 servía como teniente coronel del 12º regimiento portugués de infantería de línea. En uno de los combates en los Pirineos, el 28 de julio de 1813, Havilland fue alcanzado por una bala que le entró por la nuca y le salió por un ojo, una herida mortal de necesidad, aunque el pobre Havilland aguantó con vida tres días más. En los periódicos ingleses se informó de que Havilland había sido herido, así que sus familiares y amigos vivieron atormentados durante más de tres semanas hasta que tuvieron noticias ciertas sobre el destino de Havilland.
Tristes son las historias de la guerra, sobre todo cuando pensamos en esos padres que tienen a todos sus hijos luchando en tierras extrañas de las que puede que nunca vuelvan. Al menos a los señores Le Mesurier les quedó un hijo.
Henry Le Mesurier fue nombrado oficial abanderado del regimiento 48º británico el 12 de mayo de 1812. Apenas un par de meses después fue gravemente herido en la Batalla de Salamanca, y se le tuvo que amputar un brazo, herida que le envió de vuelta a Inglaterra y por la que recibió una pensión anual de 70 libras. Pero no iba a ser un brazo su única pérdida. Henry tenía un hermano, Havilland, que en 1813 servía como teniente coronel del 12º regimiento portugués de infantería de línea. En uno de los combates en los Pirineos, el 28 de julio de 1813, Havilland fue alcanzado por una bala que le entró por la nuca y le salió por un ojo, una herida mortal de necesidad, aunque el pobre Havilland aguantó con vida tres días más. En los periódicos ingleses se informó de que Havilland había sido herido, así que sus familiares y amigos vivieron atormentados durante más de tres semanas hasta que tuvieron noticias ciertas sobre el destino de Havilland.
Tristes son las historias de la guerra, sobre todo cuando pensamos en esos padres que tienen a todos sus hijos luchando en tierras extrañas de las que puede que nunca vuelvan. Al menos a los señores Le Mesurier les quedó un hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario