viernes, 18 de septiembre de 2009

Benjamin Lovell Badcock, de combatiente en la guerra peninsular a viajero por España y Portugal


Hoy creo que puede ser interesante que os hable de Benjamin Lovell Badcock, un capitán del 14º de Dragones Ligeros que participó en la batalla de Salamanca y que volvió a visitar estas tierras entre los años 1832 y 1834. Las experiencias de su segunda visita a la península Ibérica se vieron reflejadas en la obra Rough Leaves from a Journal Kept in Spain and Portugal During the Years 1832, 1833 & 1834, publicado por Richard Bentley en Londres en 1835.

Badcock fue enviado por el gobierno británico de vuelta a la Península para investigar discretamente la situación en la frontera portuguesa al comienzo de la guerra civil surgida por la disputa entre Miguel I de Portugal y su hermano Pedro (1828-1834). Aprovechando la oportunidad que le ofrecía su misión, Badcock regresó al campo de batalla de Salamanca, donde pudo ver que todavía había huesos humanos calcinados por el sol desperdigados por todos lados. También fue testigo de un gran desfile que se celebró en la ciudad de Salamanca para conmemorar el vigésimo aniversario de la Batalla, pero la paranioa que las autoridades españolas sentían en esa época hacia los posibles espías británicos hizo que se le pidiera que no volviera hacer tal cosa. Otro día, cuando preguntó por qué la zona donde los franceses habían construido los fuertes estaba incluso más deteriorada que tras el asedio de los mismos, se le dijo que los franceses habían dejado un gran polvorín allí y que, aparentemente, la guarnición española de por entonces no tuvo mejor idea que ponerse a fumar justo a la entrada del mismo. Por supuesto, dice Badcock, al final se terminó echando la culpa a los ingleses de esa explosión.
Badcock tuvo varios encuentros con gente que fue capaz de reconocerle a pesar de los veinte años que habían pasado. Cerca de Castillejo de Dos Casas (al norte de Fuentes de Oñoro, batalla en la que había resultado herido) un mujer le abrazó efusivamente, recordándole como el oficial que había estado recuperándose de sus heridas en su casa. Un arriero que había estado al servicio de los británicos le preguntó si iban a volver otra vez, ya que recordaba el buen trato y mejor paga que recibió durante la guerra. Muchas personas todavía recibían sus pensiones de Gran Bretaña, incluyendo a "El Cojo" de Arapiles y a algunas mujeres que habían estado unidas a oficiales británicos que habían muerto durante la guerra. Fueron muchos los que le preguntaron por el "Señor Lorde" (Wellington) y algunas mujeres todavía suspiraban por algún amor del pasado. En Puerto de Baños se encontró la carretera exactamente en el mismo estado como la recordaba, resquebrajada por el paso de los carros que transportaban la artillería pesada, ya que los campesinos no se podían permitir repararala. Mientras paseaba por el adarve de las murallas de Ciudad Rodrigo, Badcock fue arrestado y acusado de espionaje a causa de los dibujos que había estado haciendo. Al final puedo convencer al gobernador de que conocía la fortaleza de sobra y que no necesitaba venir a espiar, ya que había pasado por allí en 1812, así que recuperó la libertad, aunque las torpes autoridades mirobrigenses se la dieron refunfuñando, ya que pensaban que podían haber hecho méritos con la captura de un agente secreto británico. Lo mismo le ocurrió en Badajoz, pero allí se le permitió visitar la gran brecha, que no se había reparado desde que fuera abierta por el ejército de Wellington en abril de 1812. En ese mismo punto pudo comprobar como los españoles habían hecho pedazos la gran piedra que se habia colocado en el lugar en el que habían sido enterrados un gran número de sus camaradas caídos durante el asalto a la ciudad.

La imagen adjunta representa a unos Dragones Ligeros británicos, unidad de Benjamin Lovell Badcock durante la guerra peninsular.

1 comentario:

  1. Debía ser buena gente este Lovell si la gente aún le recordaba después de 20 años...
    Ah espero que os haga buen día en la excursión de hoy. Obligaciones familiares me han impedido asistir.
    Un abrazo

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