Un águila constituía un preciado tesoro para cualquier regimiento que pudiera hacerse con uno de estos emblemas del ejército francés, entregados por el Emperador al primer batallón de cada uno de sus regimientos. La primera águila capturada por los británicos en la Guerra Peninsular fue arrebatada al regimiento 8º francés de infantería de línea en la Batalla de La Barrosa. La segunda fue encontrada casualmente en el fondo del cauce de un riachuelo en 1811 y en la Batalla de Los Arapiles se capturaron otras dos, aunque no serían las últimas.
No existe ninguna duda al respecto de lo que ocurrió con una de las águilas de Los Arapiles, que fue capturada por el teniente William Pearce, del regimiento 44º de infantería británico, al regimiento 62º de infantería de línea francesa. Arriba podéis ver una ilustración de Bill Younghusband, contenida en el libro Salamanca 1812 de Ian Fletcher, que representa el momento en el que el teniente Pearce le arrebata el águila a un oficial francés que estaba intentando ocultarla bajo su capote.
Al respecto de la captura de la segunda águila, contamos con testimonios totalmente contradictorios.
El teniente John Garland, del segundo batallón del regimiento 30º de infantería británico, escribió desde París en junio de 1844:
Leyendo en su Gazette del día 15 una carta del coronel Greville asegurando que solamente se capturó un águila a los franceses en la Batalla de Salamanca y que esto fue obra del 44º regimiento, debo decir que es totalmente correcto. Pero es mi obligación informarle de que (...) otra águila cayó en poder de un oficial del regimiento 30º, integrado en la misma brigada (Pringle), que acompañó al oficial del 44º hasta el cuartel general del ejército británico, donde las águilas quedaron depositadas. Los nombres de los oficiales son teniente-coronel William Pearce, antiguo teniente del 44º y mayor John Pratt, que en paz descanse.
Por otro lado, el mayor Crookshank, al mando del 12º de Caçadores portugués, aseguró en el año 1818 que los portugueses habían capturado el águila del 22º de infantería de línea francés. Incluso afirma que él mismo se la entregó al general Pakenham, comandante en jefe de la Tercera División.
Para añadir aun más confusión al respecto de la captura de la segunda águila, contamos con otro testimonio, el del sargento Douglas, de los Royal Scots. En 1840 escribió en sus memorias:
Un poco antes del amanecer un soldado portugués de nuestra División se encontró un águila tirada sobre el suelo y la llevó hasta nuestras líneas para sorpresa de todos, ya que parece imposible que un gorrión pueda escapar cuando se ve atrapado entre dos fuegos. De esta águila se habló en un libro de anécdotas publicado hace algunos años, afirmando que había sido capturada por un oficial británico. Pero no es verdad. Fue tomada tal y como he contado anteriormente. Estaba tirada sobre el suelo, junto a un grupo de soldados muertos pertenecientes al regimiento al que pertenecía y que habían perecido bajo nuestro fuego. Allí quedó sin que nadie la viera hasta que se la encontró el soldado portugués. Lo que se hizo después con el águila no lo puedo decir, ya que tenía otras cosas a las que atender.
El caso es que tras la batalla hubo rumores al respecto de que varias águilas francesas se habían capturado en la Batalla de Salamanca. Charles Boutflower, cirujano del regimiento 40º de infantería británico, nos cuenta en su diario:
La batalla del día 22 terminó con una absoluta victoria. Los franceses perdieron varios oficiales, cinco águilas, veinte piezas de artillería, gran cantidad de bagajes y unos 15.000 hombres.
Andrew Leith Hay, sobrino y edecán del general Leith, comandante en jefe de la Quinta División, escribió:
Como tuve que abandonar el campo de batalla a causa de mis heridas, no puedo dar muchos detalles al respecto de las operaciones llevadas a cabo por la Quinta División la noche de la batalla. Básicamente se dedicaron a la persecución del ejército enemigo, capturando a muchos soldados y, como prueba de que lograron alcanzar el corazón del las tropas francesas, puedo contar que el mayor Bermingham, del 15º portugués, una de las unidades integradas en la brigada del general Spry, fue visto montando su caballo exhibiendo un águila francesa que él mismo había arrebatado al enemigo en el combate cuerpo a cuerpo.
Si John Pratt hubiera estado vivo en el año 1844, cuando surgió la polémica al respecto de las águilas de Los Arapiles, nos podría haber contado su versión del asunto y no nos veríamos inmersos en este misterio. Pero sea cual sea la verdad del asunto, lo que sí sabemos con seguridad es que el águila del 22º de infantería francesa se puede admirar en la actualidad en Fulwood Barracks (Preston, condado de Lancashire) como parte de una exposición dedicada al Duke of Lancaster's Regiment. Esta águila se conservó en el Hospital de Chelsea hasta 1947, cuando se entregó al East Lancashire Regiment, heredero del regimiento 30º, lo que indica que en ese momento se reconoció su captura por parte del mayor Pratt.
El águila del 62º de infantería francés se encuentra depositada en el Essex Regimental Museum, en la ciudad de Chelmsford (Inglaterra), muy cerca del aeropuerto de Stansted, a donde se puede volar desde Valladolid y a menos de una hora en tren desde Londres.
¿Y esto de que se trata, de un libro, un artículo, una novela...?
ResponderEliminarNo, será una entrada en el Blog hablando de cómo y quién capturó las dos águilas que los franceses perdieron en la batalla de Los Arapiles. Pero tengo que encontrar el rato para escribir esa entrada. El hecho de anunciarlo me compromete a hacerlo. Gracias por la paciencia.
ResponderEliminarBueno Miguel ....estamos aquí esperando....no es por presionarte pero....no te demores mucho.....estamos avidos por leer el articulo.
ResponderEliminarFelipe
mIGUEL aNGEL, TAMBIÉN ESPERO ANSIOSO TU ARTÍCULO, PUES SEGURO QUE APORTAS NOVEDADES.
ResponderEliminaruN ABRAZO
Aunque sorprenda, es verosímil el que un militar, en un tórrido día de julio como el de la Batalla de Arapiles, se "arropara" con su capote durante la refriega, tal y como nos lo representa la ilustración de Younghusband mientras esconde su águila. Ocasionalmente, a pesar del calor, había militares que se cubrían con el capote durante la batalla para intentar protejer en alguna medida sus elegantes y preciados uniformes.
ResponderEliminarJosé Marcos.
La espera ha valido la pena.
ResponderEliminarSaludos
Tengo un aguila napoleonica de la que de habla aqui, quien me pude decir que valor historico tiene.?
ResponderEliminarEstimado Eladio. ¿Podría ver una foto de esa águila?
ResponderEliminarmiguelangel.martinmas@gmail.com
Don Miguel hace ya bastantes dias le mande las fotos ,espero su amable comentario, un cordial saludo.
ResponderEliminarE ladio Millan
Estimado Eladio. Envíe las fotos a la siguiente dirección, ya que no he recibido nada:
ResponderEliminarmiguelangel.martinmas@gmail.com
Don miguel, ya se las mande de nuevo,a ver si las recibe ahora, un saludo
ResponderEliminarApreciado Don Miguel, le envie mas fotos medidas y peso del aguila y no he tenido noticias suyas, digame si las recibio ,no pase como la vez anterior. Un afectuoso saludo como si. Empre atentamente
ResponderEliminarEladio millan