El primer batallón del regimiento 61º de infantería británica (South Gloucestershire), bajo el mando del teniente coronel Saunders, llegó a la Península Ibérica en abril de 1809 y su primera acción la llevó a cabo en la batalla de Talavera el 28 de julio de ese mismo año, sufriendo 256 bajas. Un año más tarde el batallón luchó en Busaco, donde no sufrió ninguna baja. El batallón no tomó parte en ninguna otra acción de importancia hasta dos años más tarde, en Salamanca, el 22 de julio de 1812. Allí se vio envuelto en los combates más duros del día. Formando brigada con el 11º de infantería (North Devonshire) atacó la última posición defensiva francesa, desplegada sobre un lugar conocido como El Sierro, y tuvo 365 muertos y heridos. Cuando llegó la noche solamente tres oficiales y ochenta y siete soldados acudieron al sonido de las cornetas. Una vieja canción de soldados decía, "The 61st and the 11th Foot great numbers they had slain, They got their jackets dusted well on Salamanca's Plain." En la primera compañía todos los oficiales y soldados resultaron muertos o heridos excepto uno, el soldado Chipchase. Las banderas del regimiento las transportaban al final del día dos soldados, ya que seis oficiales y sargentos resultaron muertos mientras las llevaban durante la batalla. Fueron tan pocos los supervivientes del 61º y del 11º que al final fueron reunidos en un solo batallón. En septiembre de 1812 el batallón , con 208 individuos, estuvo presente en el aslato al castillo de Burgos y durante la retirada posterior, viéndose obligados a sobrevivir a base de bellotas cuando se agotaron los suministros. En Vitoria, el 21 de junio de 1813, el 1/61º estuvo presente pero vió la batalla desde la retaguardia al quedarse al cargo de los suministros de municiones. Durante las batallas de los Pirineos el 1/61º perdió cuarenta y cinco hombres, principalmente en Sorauren donde el batalón se vio envuelto en una frenética carrera con un batallón francés por alcanzar la cima de una colina. El 61º llegó primero y lanzó una descarga de fusilería sobre los franceses que les obligo a retirarse. En la batalla de Nivelle, librada el 10 de noviembre de 1813 el batallón perdió cuarenta y nueve hombres y en la batalla del Nive, librada un mes después, salió con tan solo seis heridos. En Orthez, el 27 de febrero de 1814, el 1/61º destrozó a dos batallones franceses cargándo contra ellos a paso ligero. Su última batalla de la Guerra Peninsular fue la de Toulouse, donde el batallón sirvió con gran distinción a costa de 174 muertos y heridos,, incluyendo su oficial al mando, el teniente coronel Coghlan que murió al frente de sus hombres. De hecho, el 1/61º dejó tantos hombres sobre el campo de batalla que recibió el apodo de "The Flowers of Toulouse". También se les conocía como "The Silver-tailed dandies" porque las colas de sus casacas eran más largas que las de otros regimientos e iban decoradas con hilo color plata. Al final de la guerra el batallón regresó a su destino habitual de guarnición en Irlanda y no participó en la campaña de Waterloo en 1815.
sábado, 28 de febrero de 2009
Reliquias de batalla II
El primer batallón del regimiento 61º de infantería británica (South Gloucestershire), bajo el mando del teniente coronel Saunders, llegó a la Península Ibérica en abril de 1809 y su primera acción la llevó a cabo en la batalla de Talavera el 28 de julio de ese mismo año, sufriendo 256 bajas. Un año más tarde el batallón luchó en Busaco, donde no sufrió ninguna baja. El batallón no tomó parte en ninguna otra acción de importancia hasta dos años más tarde, en Salamanca, el 22 de julio de 1812. Allí se vio envuelto en los combates más duros del día. Formando brigada con el 11º de infantería (North Devonshire) atacó la última posición defensiva francesa, desplegada sobre un lugar conocido como El Sierro, y tuvo 365 muertos y heridos. Cuando llegó la noche solamente tres oficiales y ochenta y siete soldados acudieron al sonido de las cornetas. Una vieja canción de soldados decía, "The 61st and the 11th Foot great numbers they had slain, They got their jackets dusted well on Salamanca's Plain." En la primera compañía todos los oficiales y soldados resultaron muertos o heridos excepto uno, el soldado Chipchase. Las banderas del regimiento las transportaban al final del día dos soldados, ya que seis oficiales y sargentos resultaron muertos mientras las llevaban durante la batalla. Fueron tan pocos los supervivientes del 61º y del 11º que al final fueron reunidos en un solo batallón. En septiembre de 1812 el batallón , con 208 individuos, estuvo presente en el aslato al castillo de Burgos y durante la retirada posterior, viéndose obligados a sobrevivir a base de bellotas cuando se agotaron los suministros. En Vitoria, el 21 de junio de 1813, el 1/61º estuvo presente pero vió la batalla desde la retaguardia al quedarse al cargo de los suministros de municiones. Durante las batallas de los Pirineos el 1/61º perdió cuarenta y cinco hombres, principalmente en Sorauren donde el batalón se vio envuelto en una frenética carrera con un batallón francés por alcanzar la cima de una colina. El 61º llegó primero y lanzó una descarga de fusilería sobre los franceses que les obligo a retirarse. En la batalla de Nivelle, librada el 10 de noviembre de 1813 el batallón perdió cuarenta y nueve hombres y en la batalla del Nive, librada un mes después, salió con tan solo seis heridos. En Orthez, el 27 de febrero de 1814, el 1/61º destrozó a dos batallones franceses cargándo contra ellos a paso ligero. Su última batalla de la Guerra Peninsular fue la de Toulouse, donde el batallón sirvió con gran distinción a costa de 174 muertos y heridos,, incluyendo su oficial al mando, el teniente coronel Coghlan que murió al frente de sus hombres. De hecho, el 1/61º dejó tantos hombres sobre el campo de batalla que recibió el apodo de "The Flowers of Toulouse". También se les conocía como "The Silver-tailed dandies" porque las colas de sus casacas eran más largas que las de otros regimientos e iban decoradas con hilo color plata. Al final de la guerra el batallón regresó a su destino habitual de guarnición en Irlanda y no participó en la campaña de Waterloo en 1815.
Exposición "Sitios Napoleónicos" en la revista "La Aventura de la Historia"
viernes, 27 de febrero de 2009
Excavaciones arqueológicas en el Castillo de Burgos
Entre los restos humanos encontrados por los arqueólogos está el cuerpo de un chico de unos 15 años, sin brazos, decapitado y con una pala a la espalda. Probablemete se trate de un zapador del ejército británico como el que se ve en la ilustración. Lord Wellington asedió el Castillo de Burgos en septiembre de 1812, los franceses se defendieron con uñas y dientes y los aliados británicos, portugueses y españoles se vieron forzados a retirarse hasta Ciudad Rodrigo.
Tuve el placer de trabajar en este proyecto como asesor histórico y de compartir unos buenos ratos con gente agradable y profesional como Ana, Chus y Silvia (de Turismo), Miguel Munárriz (autor teatral) y actores como Carlos, Mendi, Mari Mar y otros cuyos nombres, lamentablemente, no recuerdo ahora.
http://www.salamanca.es/index.aspx?sid=es-ES&id=1
Mis libros publicados a fecha 27 de febrero de 2009
A continuación doy cuenta de algunos trabajos que he hecho y que he tenido la suerte de que se conviertan en libro.
Para la editorial "Andrea Press" tres libros (ediciones en español, inglés y francés):
- La Grande Armée: introducción al ejército de Napoleón.
- Los Guerrilleros 1808-1814. La pesadilla española de Napoleón.
- Cazadores a caballo de la Guardia de Napoleón.
Para "Almena" dos libros:
- Los Arapiles 1812. La campaña de Salamanca.
- Ciudad Rodrigo 1810. El desafío de Herrasti.
Para "Las Cuatro Plumas" un libro:
- Madrid 1808. El Dos de Mayo contado para todos.
Para la Diputacion de Salamanca la traducción de la obra de Donald Horward:
- Napoleon and Iberia. The Twin Sieges of Ciudad Rodrigo and Almeida.
He promovido la edición facsímil de la obra
Sketches of the Country Character and Costume of Portugal and Spain made during the Campaign and on the route of the British Army in 1808 and 1809
ofreciendo para ello un ejemplar de la edición de 1810 que es parte de mi colección "napoleónica". Esta edición la ha llevado a cabo Caja Duero en el año 2008 con el título William Bradford: Viaje por España y Portugal, siendo editor el profesor de la Universidad de Salamanca Ricardo Robledo. Aparte he contribuido a la edición con la traducción de la obra original y con el capítulo titulado “El amargo camino de Lisboa a La Coruña”.
Para la editorial "Crítica" la traducción de la obra de Charles Esdaile:
- Las guerras de Napoleón. Una historia internacional, 1803-1815.
Para el Ayuntamiento de Salamanca:
- Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón. Los tres cruasanes del emperador.
jueves, 26 de febrero de 2009
Reliquias de batalla I
El Chasseurs Britanniques era uno de los cuerpos extranjeros del ejército británico. Se formó en 1801 con emigrados franceses y hacia 1811 incluía a muchos exprisioneros de guerra y desertores italianos, polacos y suizos. Los oficiales eran principalmente franceses monárquicos que odiaban el régimen bonapartista. Su tasa de deserción fue siempre muy alta, puesto que muchos soldados se alistaron en esta unidad con la esperanza de poderse pasar a la menor oportunidad a las filas imperiales. En 1812 desertaron 171 de sus soldados y en 1813 lo hicieron 224, todos ellos italianos, salvo un suizo y un croata.
Una generosa reseña dedicada al libro Madrid 1808. El Dos de Mayo contado para todos aparecida en el número 16 de la revista "Madrid Histórico", revista muy recomendable, por cierto, y no es porque hable bien de mi pequeño trabajo.
Y hay otra más aparecida en la revista "Tiempo":
16/05/2008 ‘Pequeña historia de España’ de Manuel Fernández Álvarez (Espasa) y ‘Madrid 1808. El Dos de Mayo contado para todos’ de M. Ángel Martín Mas Y Dionisio Álvarez Cueto (Las Cuatro Plumas)
Si hay una materia en la que la divulgación corre el riesgo de caer en la trivialización es la historia, y más cuando a quien se destina esta explicación, más fácil, son niños. Por fortuna hay casos, como éstos, en que al amenizar y simplificar no se deja por el camino el rigor y la capacidad didáctica. Manuel Fernández Álvarez ha compendiado toda la historia de España en un atractivo volumen, y por otro lado Miguel Ángel Martín Mas (con las impecables ilustraciones de Dionisio Álvarez Cueto) se ha lanzado a contar aquel Dos de Mayo en que los españoles se levantaron contra el invasor francés.