viernes, 29 de mayo de 2009

La Salamanca de Lord Wellington III



Aprovechando que mi amiga franco-rusa Natalia Griffon de Pleineville me ha pedido unas fotos para incluir en su nuevo libro, os muestro otro lugar salmantino relacionado con Lord Wellington. Se trata del Palacio de Arias Corveille, situado en la Plaza de San Boal de la capital salmantina. Aquí se alojaron los generales británicos Sir John Moore (1808) y Lord Wellington (junio 1812 y mayo 1813). De hecho, todos los edificios de esa manzana fueron utilizados como alojamiento por el estado mayor del ejército aliado en un momento u otro, y del mismo modo fueron utilizados por los franceses.

Actualmente sirve como sede del Centro Cultural Hispano-Japonés, perteneciente a la Universidad de Salamanca. Qué bonito hubiera sido que éste hubiera sido un centro cultural hispano-británico, o la sede del British Council...

El libro de Natalia está dedicado a la campaña de Sir John Moore, la que pasó por Salamanca en noviembre de 1808 y terminó con la batalla de La Coruña, librada el 16 de enero de 1809. Su título es LA COROGNE. LAS AIGLES EN GALICE y será publicado próximamente por la editorial francesa Le Livre Chez Vous.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La navaja de Napoleón I



En los siglos XVIII y XIX era costumbre entre los fabricantes de cuchillos franceses el elaborar navajas con las cachas adornadas con la efigie de personajes importantes de la época. Por supuesto, una de las navajas más populares fue la del emperador Napoleón I. Pero, con la vuelta de los Borbones al trono de Francia y el exilio de Napoleón a la remota isla de Santa Elena, los antiguos símbolos imperiales quedaron proscritos, y estas navajas comenzaron a dejar de verse, llegando incluso los fabricantes a deshacerse del molde original.

Una vez llegué a ver un ejemplar original que se encontró en el campo de batalla de Waterloo, y yo mismo encontré un buen día la cacha de una de estas piezas.

Hace años, en la reforma de un antiguo taller artesano, se descubrió el molde original, que había sido escondido bajo tierra por un temeroso maestro cuchillero francés. Usando ese mismo molde, los maestros Cognet y Coursolle han resucitado esta preciosa pieza en una edición limitada de 1815 piezas. Entenderéis que el número de piezas fabricadas, 1815, no es casualidad. La mía es la número 723.

Espero que, el que quiera, pueda conseguir la suya, es una auténtica maravilla:

http://www.douk-douk.com/autres/napoleon.htm

En las fotos adjuntas podéis ver el molde original y la pieza resucitada.


martes, 26 de mayo de 2009

Hallazgo de restos humanos en Arapiles en el 2003


Para complementar la noticia del hallazgo de restos humanos en el Fuerte de la Concepción y algunos comentarios introducidos en este Blog me gustaría recuperar ésta otra noticia referente a otro hallazgo que se produjo en el Sitio Histórico de Los Arapiles en diciembre de 2003. Yo mismo encontré los restos y, tras avisar al arqueólogo territorial, la respuesta no pudo ser más desalentadora. Tras un análisis morfológico se concluyó que los restos pertenecían a cuatro individuos: uno de unos 30 años, otro de unos 15, otro de unos 5 y a un bebé. Y a raíz de esa conclusión se llegó a cerrar el asunto con un informe que decía que, dadas las edades, era imposible que esos restos pertenecieran a la época de la Batalla de Los Arapiles.

Y me tuve que aguantar, a pesar de que el informe de la Junta mostrara un profundo desconocimiento de cómo se hacía la guerra en la época napoleónica. No merecía la pena contarle a la administración que, en aquel tiempo, toda una legión de civiles marchaba tras los ejércitos, y que ésta incluía esposas de soldados, sus hijos, prostitutas, artesanos de todo tipo y hasta vendedores de limonada... Y que un oficial portaestandarte británico podía tener unos quince años... Y que en noviembre de 1812 estuvo a punto de haber una segunda batalla de Los Arapiles, pero que esa vez no se combatió y Wellington se retiró con su ejército a sus cuarteles de invierno en la comarca de Ciudad Rodrigo... Y que en ese gélido noviembre mucha gente, soldados y
camp followers, perecieron por el hambre, la enfermedad y el frío...

Ahora, con los restos hallados en el Fuerte de la Concepción esperaremos noticias... Aunque sí debo decir que, como bien dice un comentario en el Blog, puede resultar en un agravio comparativo el trato que se dio a los restos humanos pertenecientes a la Guerra de la Independencia que se hallaron en el Castillo de Burgos hace unos meses y el que parece que se le va a dar a los del Fuerte de la Concepción.

viernes, 22 de mayo de 2009

La Junta estima que los restos humanos hallados en el Fuerte no tienen relevancia histórica



Vale, pero nos gustaría saber quién era esa gente que perdió su vida por esos lares o a qué regimiento pertenecían. A mí por lo menos...

No obstante, me dicen que hay que tener paciencia, ya os contaré lo que pueda saber...


martes, 19 de mayo de 2009

El 201st Signal Squadron visita Los Arapiles


Hoy he acompañado a un grupo del 201st Signal Squadron en su visita al Sitio Histórico de Los Arapiles. El 201 forma parte de la 1ª División Acorazada del Ejército británico y, como todas las unidades pertencientes al Royal Corps of Signals, su misión es encargarse de las telecomunicaciones y los sistemas de información. Este tipo de unidades no existían durante la Guerra Peninsular, ya que el Royal Corps of Signals no se creó hasta 1920.

Me han explicado que el emblema que figura en su bandera y en sus gorras es Mercurio, el mensajero alado de los dioses, más conocido por los miembros del Cuerpo como "Jimmy". Las razones para este apodo no están claras. Unos dicen que se le llaman "Jimmy" porque la imagen del antiguo dios griego Mercurio se basó en una estatua de bronce tardomedieval obra del escultor italiano Giambologna (a esta se la conoce como el Mercurio de Giambologna). Con el tiempo "Giambologna" se quedó en "Jimmy". Pero lo más probable es que el sobrenombre "Jimmy" venga de un boxeador de los Royal Signals llamado Jimmy Emblem, que fue el campeón del ejército británico en 1924 y que representó al Royal Corps of Signals entre 1921 y 1924.

lunes, 18 de mayo de 2009

Las guerras de Napoleón. Una historia internacional 1803-1815




¿Fue Napoleón, como pretendía, el precursor de la unidad de Europa? Lo que está claro es que sus guerras, que suelen estudiarse como campañas separadas, sólo se entienden plenamente en una dimensión continental, que tome en cuenta tanto la forma en que se combinan entre sí como su relación con el marco de la Europa de su tiempo. Charles Esdaile nos ofrece una "historia europea" de las campañas napoleónicas en un libro innovador, que ilumina la complejidad de unos acontecimientos que cambiaron el curso de nuestra historia. Para el lector español este libro tiene el interés adicional de mostrarle la Guerra de la Independencia en un contexto internacional que le da pleno sentido.

Traducción al español de Miguel Ángel Martín Mas

http://www.ed-critica.es/libro/las-guerras-de-napoleon-978847423753

jueves, 14 de mayo de 2009

Visita guiada a la exposición "Cuentos de Salamanca en Tiempos de Napoleón"

El próximo domingo día 17, Tomás Hijo y yo mismo haremos una visita guiada de la exposición que contiene las ilustraciones originales del libro "Cuentos de Salamanca en Tiempos de Napoleón".

Lugar: galería del Teatro Liceo (Salamanca) - sede de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, que es quien edita el libro.
A eso de las 12:00

Espero que formemos un buen grupete y que pasemos una mañana agradable departiendo de un tema que nos fascina. Sed bienvenidos.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Me atrevería a apostar...


Me atrevería a apostar que entre esos botones encontrados junto a esos restos humanos hallados en el Real Fuerte de la Concepción puede que haya alguno como éste, del regimiento de caballería británico XIV Light Dragoons, que tenía a diez de sus efectivos defendiendo la entrada del Fuerte y vigilando las minas cuando se produjo la explosión de las mismas a las 4:45 de la madrugada del 21 de julio de 1810. A ver si es posible que, como en otras ocasiones en otras partes de España, los arqueológos me permitan ver los restos hallados. Quizá pueda aportar algo... Ya os contaré.

De todas formas, esta es una apuesta arriesgada, puesto que en el Fuerte ocurrieron muchas cosas y puede que esos cadáveres nada tengan que ver con el episodio que os cuento. Si al menos supiera algo de los botones encontrados; para mí esas pequeñas reliquias son, a veces, una fuente de información y hasta de sorpresas...

Restos humanos hallados en el Real Fuerte de la Concepción


En el diario "La Gaceta de Salamanca" de hoy aparece el titular siguiente: "Las tareas de desbroce en el Fuerte dejan al descubierto restos humanos". Se refiere al Real Fuerte de la Concepción, situado junto a la localidad salmantina de Aldea del Obispo. Así reza parte de la noticia:

"Los restos encontrados están formados por distintos huesos descolocados, “en posición secundaria” se conoce en arqueología, que podrían pertenecer a entre cuatro y cinco personas, lo que sugiere que “no sea un enterramiento sino simplemente vestigios de la larga e importante histórica bélica del Real Fuerte de la Concepción”. Entre las hipótesis que se podrían barajar en este hallazgo habría que tener en cuenta que al abandonar Wellington el Real Fuerte durante la Guerra de la Independencia, el general inglés ordenó que se volara por lo que los restos podrían pertenecer a esta época o a cualquier otra de las innumerables batallas que este recinto histórico ha conocido. El hallazgo “de varios huesos” se produjo “al mover unas piedras” en un lugar cercano a la entrada principal del reducto del Real Fuerte de la Concepción se produjo durante las labores previas a la ejecución del proyecto de rehabilitación del edificio histórico, que en estos momentos se encuentra a la espera de presentar las modificaciones solicitadas por la Comisión de Patrimonio para su aprobación y ejecución posterior."

Y, por otro lado, Luis Eugenio Togores, propietario del Fuerte, afirma lo siguiente:

“Creemos que podría tratarse de soldados napoleónicos fusilados por las tropas inglesas de Wellington. Además de los huesos, en la primera exploración arqueológica autorizada por la Junta, se han encontrado varios botones que ya se están estudiando para datar con precisión los restos. La hipótesis que manejamos, por la situación de los restos, es que tras el fusilamiento de estos 5 ó 6 soldados, los restos quedaran sepultados por los cascotes procedentes de la voladura del Fuerte ordenada por Wellington y así han permanecido hasta la actualidad."

Bien, os cuento. El profesor Togores, propietario del Fuerte, es una estupenda persona y un gran experto en la Guerra Civil Española, siendo autor de trabajos biograficos sobresalientes tales como los dedicados a los generales Muñoz Grandes y Millán Astray. Me ha dicho que cree que pueden ser franceses fusilados por franceses. Puede ser, en el Fuerte ocurrieron muchas cosas y seguro que se fusiló a desertores del ejército imperial. Me parece más difícil que se trate de franceses fusilados por britanicos, ya que, de hecho, en los días previos a la voladura del Fuerte por los británicos, las relaciones entre los oficiales enemigos situados en vanguardia fue extremadamente caballerosa, como deja claro la entrevista que se produjo en Gallegos de Argañán entre el general frances Loison y dos oficiales británicos: el mayor Charles Napier y el capitán Cotton, que incluso portaban una carta del general británico Craufurd expresando sus respetos al mariscal francés Ney.

Pero mejor que especular, os cuento lo que pasó cuando se voló el Fuerte en la madrugada del 25 de julio de 1810:

Loison fue advertido por varios campesinos de que La Concepción, defendida por dos batallones portugueses de infantería, había sido minada y sería abandonada y volada cuando atacaran los franceses. Por lo tanto, antes de las cinco de la mañana se dirigió a marchas forzadas por Aldea del Obispo y Castillejo de Dos Casas y cruzó el río Dos Casas.
A pesar de que la muralla y el perfil de La Concepción eran difícilmente visibles debido a la excelente disposición de su glacis, la caballería e infantería de Loison subieron rápidamente la colina que les conducía al fuerte. No hay duda de que Loison esperaba que su fuerza de vanguardia obligara a la guarnición a abandonar el fuerte, que sabía, por experiencia personal, que era realmente formidable. Mientras se reparaba La Concepción, Wellington cambió varias veces su estrategia con respecto al fuerte. El 28 de mayo había ordenado al comandante de éste: “Defiende la plaza hasta el último extremo y ten por seguro que serás socorrido”. Cinco días más tarde modificó sus planes, disponiéndolo todo para que La Concepción pudiera ser evacuada y volada. Así pues, mientras el capitán Burgoyne dirigía las reparaciones en el fuerte, Wellington supervisaba la colocación de las minas en los dos bastiones que quedaban intactos. A mediados de junio, Wellington se replanteó su estrategia con respecto al Fuerte de La Concepción, escribiendo a Craufurd: “He ocupado La Concepción con vistas a poder liberar Ciudad Rodrigo y cubrir tu retirada hacia Almeida si te vieras obligado a ello... Por las fuerzas del enemigo que vemos enfrente de nosotros, de las que tenemos verdadero conocimiento, es casi seguro que, si tuvieras que retirarte de tu posición en Gallegos, sería inútil ocupar La Concepción”. Tres días después escribió de nuevo a Craufurd con instrucciones precisas: “Mantendrás tu posición frente a Almeida hasta que seas amenazado por un ataque de fuerzas superiores, y cuando te retires del Fuerte de La Concepción, vuélalo”.
Por consiguiente, mientras se reparaban las brechas y los parapetos levantados en los bastiones afectados, se vaciaban barriles de pólvora en las casamatas de la cortina contigua a los bastiones minados. Casi seis toneladas de pólvora se acumularon en barriles en cada una de las cuatro medialunas, dos toneladas de pólvora en seis barriles fueron alojadas en el arco central del reducto y tres toneladas en noventa barriles colocados en dos casamatas del blocao. “Frecuentemente ocurren accidentes en las galerías”, escribió Burgoyne, “a causa de la inexperiencia de los soldados, que no son artificieros; la tierra poco firme a menudo cae en cantidades tales que después cuesta mucho tiempo limpiar el lugar, a veces un día entero”. Además, las ruinas de los edificios vecinos demoraban la labor de colocación de minas. No obstante, cuando Wellington llegó, el 26 de junio, a examinar el progreso de los trabajos, Burgoyne se estaba preparando para cargar y cebar varias minas. El 4 de julio “todo estaba preparado en el fuerte para la evacuación”, según Burgoyne. El 9.° de Línea portugués, una batería portuguesa de artillería del calibre seis y cuatro compañías del 45.° de infantería fueron retiradas de La Concepción para, posteriormente, recibir la orden de reunirse cerca de Pinhel con la 3.ª División de Picton. Una semana después, tres compañías de Caçadores portugueses en tareas de piquete en el fuerte fueron sustituidas por diez jinetes del 14.° de dragones ligeros, que se encargarían de defender la entrada al fuerte y proteger las minas. Además, dos compañías del 95.°Rifles sirvieron en La Concepción, en periodos alternos, hasta la mañana del 21 de julio, en que los franceses avanzaron sobre el fuerte.
El 25.° de dragones de Loison y el 3.° de húsares, seguidos por la infantería, avanzaron rápidamente subiendo por la colina hacia la plataforma de La Concepción; tras cruzar el Dos Casas, la caballería británica se retiró. El capitán Brotherton, del 14.° de dragones ligeros, envió a un hábil jinete llamado Wainman a informar a Burgoyne, que en ese momento se encontraba en el interior del Fuerte de La Concepción, de “que nos estábamos retirando a toda prisa y que no había tiempo que perder”. Las minas explotaron a las cinco menos cuarto de la mañana. Explosionaron con un ensordecedor estruendo arrojando escombros por todas partes; varios soldados y caballos del 14.° de dragones ligeros, todavía situados en la plataforma cerca del fuerte, murieron a causa de la explosión. Sin embargo, Burgoyne, al ver que se había volado una parte del fuerte y tener noticias de la destrucción de la otra parte, expresó su satisfacción por los resultados de las detonaciones. Loison afirmó que la rapidez de su maniobra había forzado a los ingleses a evacuar el fuerte antes de que todas las minas se hubieran colocado debidamente; de hecho tres quedaron sin explotar.




martes, 12 de mayo de 2009

Tomás Hijo y Martín Mas retratan para los niños las guerras napoleónicas



Dos formas muy diferentes de ver el mismo suceso: la invasión napoleónica de España, con dos cuentos que se superponen al estilo de la novela infantil editada en Alemania. Tomás Hijo y Miguel Ángel Martín Mas arrancan con "El cepillo de lord Wellington" y "Los tres cruasanes del emperador" (respectivamente) un retrato diferente de una época demasiado olvidada.
L. C. TRIBUNA DE SALAMANCA

Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón (tirada de 1.500 ejemplares a 12 euros, en la Feria del Libro) rescata y revisa un tiempo que, como dijo Tomás Hijo, “da para muchos temas literarios”. Hijo se encargó igualmente de diseñar las ilustraciones del libro con dos inicios: cada cuento arranca delante y detrás y se unen en una ilustración central.

Tomás Hijo apuntó que el trabajo lo iniciaron hace un año y reconoció que supuso para ellos un proyecto en el que depositaron su “ilusión, ganas y entusiasmo”, al tiempo que explicó que las ilustraciones que acompañan el relato están hechas de forma artesanal. Su cuento narra la historia de la guerra a través de varios niños y de sus vivencias en batallas como las de Arapiles .

Otra visión de la guerra
Miguel Ángel Martín destacó que la idea para "Los tres cruasanes del emperador" parte de sus recuerdos de niño en el campo de batalla de Los Arapiles. Interesado en esa época concreta y con varios libros sobre el tema en su haber, explicó que su texto comienza con “una caricatura de Napoleón, en la que se le dibuja como alguien borracho de poder”, algo que “quizá no estuviera muy lejos del Napoleón real de 1808”.

El protagonista es otro niño, de diez años, que acompaña a su padre en el viaje por España porque el emperador quiere hacer desayunar a todos al estilo francés. De ahí el apunte de los tres bollos gálicos que tanta gente desayuna hoy en día, a pesar de Napoleón y su guerra.

En el fondo de ambos textos subyace el horror de la guerra y cómo una visión infantil puede convertir cualquier tema en interesante. Ambos destacaron que el público perfecto debería tener algo más de diez años, de forma que se pudiera entender realmente una época que quedó retratada en las palabras de Martín Mas al despedirse. Se basó en un libro de Gabriel Chevallier, titulado El miedo, en el que cargaba contra el militarismo y el necio sentido de la disciplina durante las trincheras de 1914, con frases como “la destrucción se la merecen los hombres por su estupidez y necedad”.

Al acto de presentación también acudió el alcalde de la ciudad, Julián Lanzarote, quien recordó que en la provincia se libraron algunas de las batallas “más importantes” de esta época y explicó que como consecuencia de ellas, se destruyó un tercio de los edificios históricos de la ciudad. Sin embargo, relató que Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón pretende servir como “motivación” para conocer estos hechos y para ahondar en la vinculación de Salamanca con personajes como Napoleón o Lord Wellington.

Por último, opinó que ésta es “una obra para compartir” y señaló que ofrece “una lección sobre como los niños en contextos de guerra tienen mucho más sentido común que los mayores”.

lunes, 11 de mayo de 2009

'Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón' da cuenta de forma original de la Guerra de la Independencia


Miguel Ángel Martín Mas y Tomás Hijo son autores de unos cuentos promovidos por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura.

El alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, ha presentado esta mañana el nuevo libro que se pondrá a la venta en el stand de la Feria del Libro de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, Cuentos de Salamanca en Tiempos de Napoleón, que consta de dos cuentos: 'Los tres cruasanes del emperador' y 'El cepillo de dientes de Lord Wellington'. El libro, que narra episodios ambientados durante la Guerra de la Independencia en Salamanca, cuenta con ilustraciones realizadas por Tomás Hijo, ilustrador, escritor y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia. Lanzarote, que ha asegurado que aunque "la Francesada fue un episodio triste para los salmantinos" es necesario recordarlo y este libro ayuda a que los más pequeños de la casa a que entiendan algunos acontecimientos de la historia de Salamanca. Una de las particularidades del libro es que cuenta con dos portadas. Los dos relatos se unen en el centro del ejemplar a través de un mapa donde se puede ver los recorridos que los protagonistas de los cuentos hacen a lo largo de la narración. Otra de las características destacadas del libro son las ilustraciones. "Está hecho de forma artesanal", ha explicado Tomás Hijo. Los dibujos realizados con acuarelas y lapices de colores no tienen ninguna influencia informática. Por último, el otro autor del libro, Miguel Angel Martín Mas, ha explicado que este trabajo es una experiencia más de las muchas que le ha proporcionado el hecho de haber oído historias de la Batalla de Salamanca desde que era muy pequeño. Su cuento, "Los Tres Cruasanes del Emperador", ofrece una imagen caricutarizada de Napoleón, pero probablemente no muy lejana del personaje histórico que decidió invadir España en el año 1808. Ha resumido el mensaje que ofrece su cuento citando un fragmento del libro El Miedo, del autor francés Gabriel Chevallier:"Los hombres son imbéciles e ignorantes. De ahí les viene su miseria. En lugar de reflexionar, se creen lo que les cuentan, lo que les enseñan. Eligen jefes y amos sin juzgarlos, con un gusto funesto por la esclavitud. Los hombres son unos mansos corderos. Es lo que hace posible los ejércitos y las guerras. Mueren víctimas de su estúpida docilidad".

domingo, 10 de mayo de 2009

Cuentos de Salamanca en Tiempos de Napoleón



Hace más o menos doscientos años, Salamanca vivió sus tiempos más amargos. Una buena parte de su patrimonio fue destruido y sus gentes fueron diezmadas en el ir y venir de los ejércitos de una guerra que enfrentó a hombres de toda Europa y aun de otros continentes. Aquí se llamó “Guerra de la Independencia” o “Francesada”, una catástrofe que tuvo uno de sus momentos más memorables en las cercanías de la ciudad, junto al pueblo de Arapiles. Allí se dieron cita el general Wellington y el mariscal Marmont para lanzar a unos 100.000 hombres a la batalla.

"Los tres cruasanes del Emperador" y "El cepillo de dientes de lord Wellington" son los dos relatos que componen Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón, una obra que nos invita a mirar aquellos días a través del ojo de la cerradura de los cuentos populares.

Miguel Ángel Martín Mas, autor de "Los tres cruasanes del Emperador", ha dedicado media vida a imaginar aquellos días magníficos y pavorosos y a seguir sus huellas en viejos libros, en grabados y en la misma tierra que hollaron las botas de los soldados de entonces. Fue suya la idea de crear un libro que hiciera ver a los más jóvenes aquellas escenas que estaban tan vivas en su imaginación. No le hizo falta mucho esfuerzo para contagiar el entusiasmo a Tomás Hijo, autor de "El cepillo de dientes de lord Wellington", de la concepción gráfica del libro y de las ilustraciones que pueden contemplarse en esta exposición.

Publicado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura (Ayto. de Salamanca).

Disponible a partir del 11 de mayo de 2009.


Exposición de las ilustraciones originales contenidas en la obra: planta baja del edificio del Teatro Liceo del 11 al 27 de mayo de 2009.

viernes, 8 de mayo de 2009

Medalla de Salamanca concedida al general Thomas Fermor


Os prometo que hago todo lo que está en mi mano, legal o ilegal, decente o indecente, moral o amoral, para reunir el máximo de piezas posibles relacionadas con la batalla de Salamanca, también conocida como de Los Arapiles. Estoy seguro de que algún día este este episodio histórico recibirá la atención que merece en mi ciudad y que alguien se tirará de los pelos para entonces porque no hay verdaderas piezas museables que exponer. Es una pena, pero en estos años he ido aprendiendo que cuando las cosas dependen de las administraciones casi nunca hay un plan, que éstas se hacen a matacaballo, en el último momento y con la única intención de salir en una foto en la prensa local o darle protagonismo al amiguete de turno. Hago lo que puedo, pero hay muchas cosas que son inalcanzables para mi presupuesto, como la que os muestro en la fotografía adjunta. Al menos cuento con buenos amigos británicos que comparten fotos de sus tesoros conmigo. Se trata de una Medalla de Oro del Ejército (Army Gold Medal) por Salamanca concedida al general Thomas Fermor. Fermor comandaba la Brigada de la Guardia Real británica en la batalla de Salamanca. La Brigada pertenecía a la 1ª División (H. Campbell) y estaba formada por el 1st Coldstream Guards, el 1st Third Guards y una compañia del 5/60th. Las compañia de infantería ligera de los Coldstream combatieron, de hecho, en las mismas calles de la población de Arapiles. Tras la batalla de Salamanca, Fermor también recibió la condecoración portuguesa de la Orden de la Torre y la Espada.

viernes, 1 de mayo de 2009

La Salamanca de Lord Wellington II



EL FUERTE DE SAN VICENTE

Acuarela realizada por el teniente William Davenport, del 58º regimiento de infantería británico, al día siguiente de la toma de los fuertes de Salamanca (27 de junio de 1812) por la Sexta División británica. En primer término, el convento de San Vicente, inconfundible por sus característicos contrafuertes. Es la única representación en alzado que se conoce de lo que fueron los fuertes de Salamanca. El convento de San Vicente estaba situado sobre el cerro del mismo nombre, al suroeste de la ciudad. Frente a este cerro, en la otra vertiente de lo que en el pasado de llamó Arroyo de Curtidores y en la actualidad Vaguada de la Palma las tropas napoleónicas construyeron dos fuertes más tomando como base otros dos conventos: San Cayetano y La Merced.
En la fotografía el cerro de San Vicente visto desde el sur.