lunes, 2 de noviembre de 2009

Ciudad Rodrigo visto por Adam Neale


Adam Neale llegó a la Península Ibérica en agosto de 1808 como médico en el ejército al mando de Arthur Wellesley. Más tarde se unió a la fuerza comandada por John Moore, así que terminó pasando por tierras salmantinas en invierno de ese mismo año. En el año 1809 publicó sus "Letters from Spain and Portugal", uno de los primeros libros dedicados a la Guerra Peninsular junto a los "Sketches" de William Bradford. El libro, aparte de contener sus cartas, incluye también algunos grabados hechos a partir de dibujos realizados durante la campaña, entre ellos éste dedicado a Ciudad Rodrigo.

El 11 de noviembre de 1808 el ejército expedicionario británico cruzó la frontera portuguesa y comenzó su avance hacia Ciudad Rodrigo. El general Moore fue recibido por el gobernador de la fortaleza y agasajado en una de las mejores casas de la ciudad. A la mañana siguiente el general británico se alojó en la casa del cura de San Martín de Yeltes, que le contó que justo un año antes había hecho lo propio "el infame general Loison, y después el general Junot y otros generales franceses". El 13 de noviembre Moore entró en la ciudad de Salamanca, donde se dispuso a esperar el reagrupamiento de su fuerza.

El grabado muestra a la infantería británica cruzando el puente de Ciudad Rodrigo y a algunos oficiales a caballo y muleros portugueses cruzando por un vado que se encuentra junto al puente. Al fondo se ve la Sierra de Gata, que junto con el realismo de la orografía y del perfil de la fortaleza, de la que destaca el Castillo, nos indica que el artista fue testigo de la escena representada, como sabemos por la participación de Neale en la campaña. Los caballos tienen las colas cortadas, como era costumbre entre los británicos. Junto a la muralla se ven unos edificios con chimeneas echando humo, probablemente fábricas de curtidos.

En esa ocasión los británicos entraron en un Ciudad Rodrigo que todavía estaba en manos de sus aliados españoles, es por eso por lo que las tropas avanzan desfilando hacia el interior de la fortaleza. De hecho, los británicos no tuvieron ningún problema para entrar, pero sí para salir, ya que los mirobrigenses confiaban en que las tropas extranjeras se iban a quedar para defender la fortaleza y les decepcionó enormemente ver cómo se marchaban camino de Salamanca al día siguiente.

La siguiente vez que el ejército británico entró en Ciudad Rodrigo fue en enero de 1812, y en esa ocasión lo hicieron a sangre y fuego, ya que la fortaleza estaba entonces defendida por una guarnición francesa.

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